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miércoles, 16 de junio de 2010

ADAN Y EVA


Y Dios procedió a formar al hombre de polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de la vida, y el hombre vino a ser alma viviente. Además Dios planto un jardín en Edén, hacia el este, y allí puso al hombre que había formado. Así Dios hizo crecer del suelo todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para el alimento, y también el árbol de la vida en medio del jardín, el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. (Génesis 2:7-9)

Y Dios procedió a tomar al hombre y establecerlo en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara. Y también impuso Dios este mandato al hombre “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho, pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque el día que comas de él, positivamente morirás”. Y Dios paso a decir: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle un ayudante como complemento de él”. (Génesis 2:15-18)

Por lo tanto Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre y, mientras este dormía, tomo una de sus costillas y entonces cerro la carne sobre su lugar. Y Dios procedió a construir de la costilla que había tomado del hombre una mujer, y traerla al hombre. Entonces dijo el hombre: “Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque de el hombre fue tomada esta”. (Génesis 2:21-23)

Y ambos continuaron desnudos, el hombre y su esposa, y sin embargo no se avergonzaban. (Génesis 2:25)

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