Por consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los ojos era algo que anhelar, si, el árbol era deseable para contemplarlo. De modo que empezó a tomar su fruto y a comerlo. Después dio de este a su esposo cuando él estuvo con ella, y empezó a comerlo. Entonces se le abrieron los ojos a ambos, y empezaron a darse cuenta que estaban desnudos. Por lo tanto cosieron hojas de higuera y se hicieron coberturas para los lomos.
Más tarde oyeron la voz de Dios que andaba en el jardín hacia la parte airosa del día, y el hombre y su esposa procedieron a esconderse del rostro de Dios entre los arboles del jardín. Y Dios siguió llamando al hombre diciéndole: ¿Dónde estás?. Por fin el hombre dijo: “Oí tu voz en el jardín pero tuve miedo porque estaba desnudo. Y por eso me escondí”. A lo que dijo él: ¿Quién te informo que estabas desnudo? ¿Del árbol del que te mande que no comieras has comido?. Y paso el hombre ha decir: ”La mujer que diste para que estuviera conmigo, ella me dio del fruto del árbol y así es que comí”.
Y Dios procedió a decir a la serpiente: “porque has hecho esta cosa, tu eres la maldita entre todos los animales domésticos y entre todas las bestias salvajes del campo, sobre tu vientre iras y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida, y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. El te magullara en la cabeza y tú le magullaras en el talón.
A la mujer dijo: “Aumentare de gran manera el dolor de tu preñez; con dolores de parto darás luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y el te dominara”.
Y a Adán dijo: “Porque escuchaste la voz de tu esposa y te pusiste a comer del árbol respecto al cual te di este mandato: No debes comer de él, maldito está el suelo por tu causa. Con dolor comerás su producto todos los días de tu vida”. Y espinos y cardos hará crecer para ti, y tienes que comer la vegetación del campo. Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. “Porque polvo eres y a polvo volverás”. (Génesis 3:1-19)
Con eso Dios los hecho del jardín del Edén para que cultivara el suelo del cual había sido tomado. De modo que expulso al hombre, y al este del jardín de Edén aposto los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino de la vida. (Génesis 3:23-24)
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